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La primera cifra que aparece en la designación de todos los binoculares es siempre su factor de aumento. Indica cuánto más grande se ve un objeto a través de los binoculares que cuando lo miramos a plena vista.

Es el haz de luz que sale a través del ocular. La pupila de salida está estrechamente relacionada con la potencia lumínica de los binoculares.

El sistema de enfoque permite ajustar la nitidez de los binoculares respecto al objeto de la observación o al ojo del observador.

La nitidez se ajusta por medio de una rueda de enfoque central.

Las anteojeras van colocadas en los oculares y protegen los ojos frente a la luz dispersa.

Compensa el temblor natural de las manos. La imagen queda tan quieta como si observásemos desde un trípode.

Es un dispositivo automático o manual que sirve para medir distancias.

Estos oculares tienen un relieve ocular relativamente grande. Permiten observar con las gafas puestas y, pese a ello, ofrecen una buena visión.

Es el campo visual en el grado que el observador puede ver realmente con los binoculares.

Es la distancia más corta a la que todavía podemos ver una imagen nítida con los binoculares.

Sirve para comparar la capacidad de rendimiento de los binoculares en condiciones de mala iluminación. Cuanto más alto sea el factor, más adecuados serán para la observación crepuscular. Sin embargo, este indicador siempre debe valorarse en combinación con la pupila de salida.

Binoculares luminosos y resistentes a las inclemencias del tiempo para caza y observación de la naturaleza.

¿Mirlos, tordos, pinzones o estorninos? Los binoculares son una herramienta extraordinaria para el avistamiento e identificación de pájaros.

Con unos prismáticos de pequeño formato se sentirá parte del elenco en óperas, operetas románticas, obras de teatro o musicales.